La próxima vez que des un sorbo a tu tequila, mezcal, raicialla o cualquier destilado de agave. Toma un par de minutos para considerar lo que hay detrás de éstas maravillosas bebidas:

• Estas increíbles plantas deben su existencia a una de las especies tratadas injustamente: los murciélagos. Unas cuantas especies de murciélagos son responsables de la polinización de las majestuosas inflorecencias que crecen del centro del agave una vez en su vida.

• Desafortunadamente por más de un siglo, principalmente en la producción de tequila, se ha impedido que las plantas florezcan. Los productores de agave saben que éstas plantas acumulan una enorme cantidad de azúcares en su centro (las piñas) para una vez listas producir flores llenas de néctar. Los humanos hemos aprendido que esas piñas llenas de azúcares pueden producir bebidas alcohólicas en forma de pulque, mezcal, tequila, entre otros.

• Para replantar los campos, los productores de agave utilizan brotes clonales que crecen de la planta del agave de manera natural, de esa manera todas las cabezas pueden ser cosechadas y maximiar la producción de destilados. Estos brotes son geneticamente idénticos a la planta de origen ocasionando que los plantíos provengan de sólo unas cuantas plantas, disolviendo la variación genética en cada nueva generación y cada cosecha. Durante este proceso grandes áreas que proveían vasta comida a los murciélagos  ahora son grandes desiertos para ellos. No hay comida en los cultivos modernos de agave.

• Este tipo de procesos suprimen la diversidad genética en los agaves y eso los hace suceptibles a enfermedades. También han disminuido su habilidad para reproducirse sexualmente a través de las flores. Muchas de las flores son abortadas y nunca se desarollan en frutos incluso cuando son polinizadas por los murciélagos y las semillas provenientes de los frutos que logran desarrollarse, tienen bajos indices de germinación.